Un símbolo ancestral se alza en la composición: un ave con las alas abiertas, que remite a un halcón egipcio, custodiando un círculo luminoso que flota sobre su cabeza. Los tonos amarillos, celestes y azules se entrelazan para dar forma a esta imagen poderosa, que evoca mitos y energías primigenias.
La obra sugiere una conexión profunda con las raíces culturales y espirituales, un puente entre lo visible y lo intangible, entre la naturaleza y el cosmos. El ave es guardiana y mensajera, un icono de poder y protección que atraviesa el tiempo.
“Símbolo Eterno” es una invitación a mirar hacia dentro y hacia atrás, a reconocer en los símbolos antiguos la fuerza viva que aún resuena en nuestro presente.
Obra Original "Símbolo Eterno" (1.00 x 1.00 m)
Oleo y acrílico sobre lienzo
Nota: La fotografía puede no alcanzar a reflejar toda la textura y trazos presentes en la obra.